La industria de la cal tuvo su apogeo en Fuerteventura desde el siglo XVI y hasta mediados del siglo XX, cuando será sustituida por el cemento. Este material fue muy usado en la construcción y para albear (pintar de blanco) las casas. Para su fabricación se utilizaba el caliche (carbonato cálcico, Ca³ Ca), una delgada pero dura costra calcárea que cubre toda la superficie de los llanos superiores, cuya lenta combustión permite obtener el óxido de calcio. Su origen es el de suelos cubiertos por arenas sobre los que en épocas húmedas se produjo un rápido proceso de carbonatación.
Como la mayoría de estos hornos, se localizan cerca de la costa para facilitar el embarque de la cal en los barcos y su transporte a otras islas.
Estos dos hornos de Ajuy tienen la típica forma troncocónica con una abertura superior y una puerta en la parte inferior orientada en dirección contraria a los vientos dominantes para permitir el control de la combustión. Para su encendido y hasta la generalización en el uso del carbón a mediados del siglo XX fueron necesarias ingentes cantidades de leña que explican en parte la deforestación de Fuerteventura.